«¡No aguantábamos más!»: vuelven las bodas, bautizos y comuniones aunque sean en formato mini o mesas de seis.

«¡No aguantábamos más!»: vuelven las bodas, bautizos y comuniones aunque sean en formato mini o mesas de seis.

Parejas que cancelaron sus enlaces en el 2020 los celebrarán este año pese a continuar las restricciones. Berna y Julio son unos de esos novios que se darán el sí quiero… mañana mismo.

Es complejo dar un dato sobre el porcentaje de bodas, bautizos y comuniones que se celebrarán este año con respecto a antes de la pandemia del covid-19. Los números varían mucho dependiendo el restaurante o empresa de organización de eventos con la que se hable. Pero hay una frase de Ana Santervás, presidenta de la Asociación de Profesionales de Galicia de Bodas y Eventos, que resume bien el sentir colectivo: «La mayoría de la gente no quiere saber nada de aplazar más sus eventos, su boda, su comunión o cualquier otra cosa. Fueron muchos los que cancelaron el año pasado, los que incluso cancelaron varias veces y este año la gente quiere celebrar», manifiesta. Hay y habrá banquetes pese a las restricciones. Eso sí, los hosteleros y demás profesionales explican que muchas cosas han cambiado y que novios e invitados se han adaptado a exigencias antes impensables: «Nunca imaginé que la gente se adaptaría, por ejemplo, a mesas de cuatro personas, pero así fue», señalan desde la empresa Mochi, que gestiona la finca Batacos en Pontevedra.

Comencemos por las bodas. Confirman tanto desde Mochi como desde la coruñesa Montesqueiro que el sector va recuperando el pulso tras la pandemia. «Hicimos varias bodas ya y tenemos otras previstas para el verano, de momento hemos perdido la opción de hacerlas los viernes por el tema de que con los actuales horarios no pueden ser de tarde, que es cuando eran ese día. Pero sí se nota que hay ánimo en la gente, tanto en los banquetes como en reuniones de empresas. No son las cancelaciones del pasado año», indica Lucía Cidón desde Montesqueiro.

Los profesionales señalan que las parejas no quieren esperar más. Y Berna Sobral y Julio Loira, de Pontevedra, confirman este extremo. Ellos se casan mañana en Gondomar. Lo harán después de haber cancelado su enlace en el mes de octubre. Tuvieron que hacer algunos cambios por las restricciones, pero les dio igual: «¡No aguantábamos más», dice ella. Luego, explica: «Estábamos en Suiza trabajando, íbamos a casarnos en octubre del 2020 y no pudo ser. Y ahora dijimos que nos veníamos y nos casábamos. Lo que hicimos fue bajar el número de invitados, en unas 40 personas, y adaptarnos a las normas». Les animó el hecho de que la incidencia de la pandemia estuviese baja y que los invitados de mayor riesgo ya están vacunados. «Eso es una tranquilidad», señala Berna con emoción.

Con las comuniones se da una circunstancia especial este año. Muchas parroquias han decidido cambiar el tradicional formato, en el que todos los niños recibían a la vez el sacramento, por otros más reducidos, lo que implica que las celebraciones se prolongan varios fines de semana. A muchos restaurantes les ha favorecido esta cuestión, puesto que antes las reservas se limitaban a solo un día en el que enseguida se agotaba el aforo. En las comuniones ha variado un poco el ocio infantil tras la pandemia: de los hinchables clásicos se ha pasado a actividades dirigidas por monitores, como payasos o sesiones de globoflexia.

 Las fiestas caseras

Hasta que anteayer Alberto Núñez Feijoo anunció que se levanta la veda a las reuniones en los domicilios lo que sí estaba de capa caída eran las fiestas en casas, dado que no podían juntarse más de seis personas en interior y diez al aire libre. Aunque había quien incluso planeaba celebrar la comunión en episodios distintos para hacerlo en su jardín: «Un día fiesta con los amigos y otro con la familia, de diez en diez para cumplir la norma», contaba una madre arousana que prepara el banquete para su hijo.

 

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