¿Cómo nos está afectando la inflación?
“¿En estos momentos qué preocupación principal tenemos? La inflación”. Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, respondió así a cuál es el principal problema para el Ejecutivo. ¿Es también nuestro principal problema como sector? ¿Está impactando en nuestra actividad y cuenta de resultados? No realmente. Así de tajantes se han mostrado varios de los profesionales con los que hemos hablado, que a corto plazo apenas llegan a cubrir la gran demanda durante este primer semestre, y a medio plazo ven con más preocupación la escasez de personal cualificado y el encarecimiento del mismo tras la aprobación de la reforma de la ley laboral, que el coste de la energía. Pero eso será otro artículo.
Efectivamente los precios han subido… mucho
En un sector muy ligado a la producción por un lado y a la demanda de servicios por otro, era inevitable que la inflación impactara con virulencia. En lo que respecta a las agencias (OPC, DMC, de incentivos), el aumento de las tarifas áreas y el coste de las plazas hoteleras ha supuesto un fuerte impacto. “El principal incremento lo hemos tenido en las tarifas aéreas por la subida del precio del carburante. En los grupos que tenemos confirmados con carburante incluido en tarifa hemos podido salvar el precio final, pero cuando han podido aumentarnos la mal denominada ‘tasa de carburante’, nos han subido hasta 150€ por pasajero, que en un grupo grande supone mucho dinero. En el resto de servicios no lo notamos tanto, quizás más la depreciación del euro respecto al dólar nos perjudica en muchos destinos que tienen a este último como moneda de referencia”, señala Fran Lara (Presstour).
Pero dependemos de muchas materias primas, que han subido también. Las empresas de stands comentan el incremento del precio de la madera y las de carpas, “el aumento del coste de las materias primas ha sido brutal: el aluminio ha subido un 60%, y el acero un 70%. Los portes han subido también, y la mano de obra, porque la gente pide mayores sueldos. Por ahora no está impactando a nuestros clientes de eventos porque todavía no hemos repercutido los costes en las carpas de alquiler… pero acabará pasando. Fabricar sale más caro y los tiempos de entrega se han dilatado bastante”, cuenta Samuel Mayordomo (Moñita).
Y no es probable que vuelvan a su nivel de hace dos años, aunque baje la inflación
Todos coinciden: aunque existe cierto optimismo respecto a que la inflación se modere a corto plazo, los nuevos precios han llegado para quedarse. No solo por la inflación de las materias primas, sino porque muchos consideran que ha llegado el momento de situarse a un nivel más ‘europeo’. “Dudo que los precios vuelvan a bajar, y si lo hacen será moderadamente. Analicemos Barcelona o Madrid, con una gran afluencia de congresos internacionales, empresas multinacionales con sedes estables, etc. y en competencia con ciudades con precios mucho más elevados como pueden ser Viena, Paris, Londres… Pensemos en un ejemplo que ha sido muy comentado: un restaurante tres estrellas Michelin en España aumenta su menú de 250€ a 370€, porque es el precio que se paga en Europa”, dice Guillem Torres (OPC Catalunya – Torres Pardo). ¿Una recuperación necesaria para un sector tradicionalmente más barato que en los países vecinos… o una amenaza por nuestra competitividad?
Pero la actividad no se da por aludida: bomba de demanda en el primer semestre y grandes expectativas hasta final de año
2022 está siendo un año de locura: “No hemos parado; tenemos ganas de parar un poquito, aunque estaría bien tener seguridad para el segundo semestre”, bromea Cayetano López Llobet (Mondolirondo). Hables con quien hables, todos coinciden: existe tal necesidad por recuperar la presencialidad por parte de las empresas, las asociaciones, la sociedad, que ni siquiera se paran a regatear unos precios que han subido en todos los aspectos del evento.
“Nuestro problema es más por exceso de negocio, te da rabia no poder llegar a todo: julio, que nunca ha sido un mes de grandes eventos se ha quedado ya sin días, tenemos una altísima demanda. Por ejemplo, las cenas de Navidad que se cancelaron por la omicrón se han convertido en cenas de verano. Y hasta noviembre promete. Por supuesto hemos tenido que repercutir en nuestro precio, pero los clientes lo entienden, y tienen un presupuesto que no han gastado en estos dos años así que se ha desatado la locura con eventos que salen para ya. Si antes cerrabas un menú con tres meses de tiempo para un evento de 1000 personas, ahora lo haces en apenas un mes. Mi percepción es que hay tanta prisa por firmar que los clientes no están para regatear el precio, se firma casi entrando por la puerta, las agencias van a tope”, comenta Jesús Baranda (Life Gourmet).
La incertidumbre, ¿peor que la inflación?
No cabe duda de que una situación sostenida de inflación acabará alterando la actividad a través también de procesos indirectos como pueden ser la percepción, el cambio de dinámicas de compra o consumo, etc. “Creo que es peor la situación de incertidumbre que una subida inmediata de precios. Los viajes de incentivo dependen en gran medida del estado de ánimo, de la estabilidad y seguridad de los organizadores y en una situación en la que no sabes lo que van a costarte los servicios, no puedes planear a largo plazo con confianza así que se produce una reducción de las peticiones”, señala Fran (Presstour).
Un efecto indirecto de la inflación, que también preocupa: retrasos en el delivery
Hay problemas con el transporte, con la recepción de suministros, con la producción y con la entrega. “En nuestro caso, más que en el coste que todavía tenemos que evaluar, estamos viendo un retraso importante en la entrega de materiales de producción, AV, etc.”, comenta Cayetano (Mondolirondo).
Artículo publicado originalmente en:
https://www.eventoplus.com/
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